Un momento crucial en la historia democrática de la República Dominicana
2024 se está convirtiendo en uno de los años más importantes de los últimos tiempos. Casi la mitad de la población mundial acudirá a las urnas en un "año decisivo para la democracia", lo que significa que ahora es más importante que nunca defender las normas democráticas a nivel global.
No obstante, este año electoral llega en un momento en que la fragilidad de la democracia – y su impacto en la sociedad y la economía – está a la vista de todos.
En el Caribe, una zona que por lo general recibe menos cobertura mediática internacional, la República Dominicana (RD) celebrará sus elecciones el 18 de mayo.
En el siglo XXI, RD ha celebrado elecciones libres y justas, pero también se teme que el gobierno actual esté politizando asuntos importantes como la corrupción para su propio beneficio. Hay una fuerte sensación de que tales esfuerzos están orientados a desviar la atención de algunos recientes delitos menores.
Por ejemplo, el actual Presidente, Luis Abinader, fue nombrado en los Papeles de Pandora en 2021 – una investigación independiente sobre los ciudadanos más ricos del mundo que utilizan paraísos fiscales para ocultar sus riquezas.
Se cree que Abinader recibió decenas de millones de dólares durante su carrera empresarial en el sector hotelero de RD. Si bien estas ganancias pueden haber sido legítimas, evadir impuestos en un país en el que la pobreza sigue imperando genera preguntas sobre su juicio moral.
RD sigue ocupando el puesto 108 de 180 en el Índice de Percepción de la Corrupción 2023 de Transparencia Internacional, el principal indicador de la corrupción en el sector público.
Este nivel de corrupción es pernicioso en un sistema democrático en el que el gobierno depende del consentimiento del pueblo. De hecho, si la situación no mejora, lo más probable es que la confianza de los dominicanos en este sistema se resquebraje. Esto sería una farsa para un país que tanto sufrió bajo la autocracia en la segunda mitad del siglo veinte.
Al menos hay una creciente sensación de que estas elecciones podrían traer un cambio. Leonel Fernández, expresidente (1996-2000, 2004-2012) y líder de Fuerza del Pueblo, está visto como el candidato de la justicia social y tiene muchas posibilidades de llevar a Abinader a una segunda vuelta. Por su parte, Abel Martínez Durán, actual alcalde de Santiago, es duro en materia de seguridad nacional, pero está visto como un candidato con poca experiencia en la escena internacional.
De lo que no cabe duda es de que las elecciones de mayo representan una oportunidad para volver a la normalidad democrática.
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